domingo, 23 de marzo de 2014

Lectura en familia. Proponer, no imponer

                                          " El placer de leer. Leer en familia y en cualquier sitio. Apoyarse uno en otro y disfrutar leyendo".
                                           Autora: Iris LICHT PRADILLO. Publicada en LEER.ES
Es mejor sugerir que imponer. Evitemos tratar la lectura como una obligación.
El camino de la sugerencia siempre será mejor que el de la obligación. Siempre podremos establecer complicidades con nuestros hijos.
La lectura debemos presentarla como una manera divertida, emocionante, de ocupar el tiempo libre.
No enfrentemos lectura con el resto de las actividades de tiempo libre, incluida la televisión o los ordenadores. Veamos formas de que estos recursos también nos lleven a los libros.
Debemos aprender a escucharles e interesarnos por sus gustos literarios, tratando de estar atentos a sus preferencias y a su evolución como lectores.
La lectura no puede ser una obligación, porque, en ocasiones, disfrute y obligación discurren por caminos diferentes. Si nuestro objetivo es formar buenos lectores, crear amantes de la lectura, poco conseguiremos con imposiciones. Hay formas de despertar el interés por los libros en las que complicidad y sugerencia pueden dar mejores resultados.
Para ser buenos compañeros de lectura, es importante crear un ambiente relajado y de confianza hacia nuestros consejos. Y para ello deberemos compartir con frecuencia la lectura con nuestros hijos, escucharles, interesarnos por sus libros y procurar que estos estén presentes en los momentos más gratificantes. Tratemos de buscar ocasiones propicias, estemos tranquilos, sin forzar, asumiendo que todos tenemos derecho a elegir y a tener gustos propios.
Deberemos estar rodeados de libros y despertar su interés siendo nosotros mismos algo imaginativos: contar historias sin finalizarlas, intercambiarnos los papeles de lector y de oyente, leerles páginas de nuestras lecturas...
Hemos de dar siempre la opción de elegir la lectura, buscando un equilibrio con las numerosas actividades que niños y jóvenes realizan durante el día (jugar, pintar, escuchar música...). Procuremos no enfrentar televisión, ordenadores e Internet y lectura. En ocasiones, estos medios nos proporcionan disculpas para llegar a los libros: programas en que se recomiendan libros; series que pueden conducir a la lectura, si tenemos la precaución de verlas y comentarlas con nuestros hijos; películas basadas en cuentos que después podremos leer... Con los adolescentes, puede ser interesante utilizar películas basadas en obras literarias para introducirles en su lectura. De esta manera, podemos hacerles ver que también en los libros hay acción, aventura, pasión.
Ofrezcamos siempre la posibilidad de leer, en cualquier situación, por cualquier motivo.

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